martes, 15 de noviembre de 2011

Crash




a drenar adrenalina adrede
empujar hasta el límite las agujas
que ya perdieron toda referencia
y visibilidad
la velocidad se torno entorno
y el entorno en mí
y las ventanillas,
fueron las primeras en extraviarse
volandose como las córneas
en el acantilado de la curva

volando
levitando sobre el pavimento
que ya lluvia
que ya vapor
calor de los neumáticos
que irradian chispas de
sed por devenir galaxia,
negro agujero negro
que devoren el planeta bajo
su influencia,
que devoren el tiempo
yendo en contra de la
gravedad de llamarse
buen año
o pirado
o destino.

Es inevitable
la invasión ahora es notable
los tropistas árboles
lamen mi piel
gestando en mis brazos nuevas cortezas
nuevas incertidumbres
de inedita identidad
de retrovisor que no devuelve
miradas
de llamadas que se pierden
en el tirabuzón del cordón
que la voz nunca supo adiestrar
tantas cabinas
tantas cobijas
húmedas por frías mañanas
invitadas por ventanas
ventanillas del acantilado
del hotel en su cumbre
y ahora rodar
extraviarse en la poca visibilidad
del incomprendido entorno
que la velocidad y los
brazos tiesos
de eucaliptus
no lo vieron venir


y



volcar
arena
llama

volcar

arena

llama

a la madera

que pende de mis brazos


que se prende

jurásica sangre

arde en

la playa

el tanque

la arena

de madera

la hoguera

sor juana

enciende

su sonrisa

de día D

la llave

gira

acelerando

la reacción

los ojos se pierden
en las estrellas
que ahora brillan
la gente baila en torno
al ritual que alguna vez fue
abrazar
el fuego
del olvido
de las estrellas
de chaquetas
y cigarrillos
ladeados
en labios
que respiraron tu aire.