Errar el blanco
es acertar
en el vacío
la ausencia de sonido.
domingo, 1 de julio de 2012
Ex-pan-sión. like a lion.
Crap namber naine
En lo arcaico
del arcade,
el brotar
se hizo isla,
el calor calcinó
el espectáculo
de la marina
foca, de los
batallantes
desembarcos
de los yates,
de yeats,
los joyce,
el regocijo
de los acertijos,
los enmascarados
corpiños nacarados,
durante el entrenamiento
de los graffitis,
danzando las manos
sacudidas en el brotar
de la isla,
del bramar de los candentes
interiores,
la tierra entró en labor,
y su sal tapó como un manto
el simulacro de las cadenas,
perplejas bajo un sol aún
sin tiempo pero con arena,
en bocas, en andreas y
aceras que nunca
condujeron a los laureles
ni mucho menos al
olvido del olimpo.
El roll's del rock
se hizo royce,
magnates de la cultura,
el poder de los micrófonos,
el circo de los estadios,
mismo modelo,
mismo pan cada día,
sin pecado concebida,
y la cebada bebió su ron
por la tristeza de saberse
rancia desde
milnovescientoscincuentaycuatro
que fornican con el diablo
en el amor de las tartas
las estrellas de las guitarras
que profetizan grandes
bigotes y huracanes
para los arcades,
en las arcaicas islas,
donde el beat
es la regla de la sangre
y la danza es inseparable
de la música,
y la música de la recolección
de los frutos de tu vientre.
La labor elabora una
aurora para que siempre
puedas encontrar el norte
de nuestra conversación,
mientras triunfas lanzando
rayos, desde detrás
de los huracanes
y los goles de medio campo,
de media tierra,
arada hace tanto,
bajo los mantos
que lavan los rastros de lava,
y las marcas en los rotros
rotos por el sol,
por la sal de las lágrimas,
por la falta del pan de tu cuerpo,
por el latido que yace sin levadura,
sin levantar armaduras,
tanteando en la oscuridad del
escenario de la vida,
tantas preguntas,
tantas tintas
maquillajes
quemaduras,
quitando a cada paso que damos
el halo de fuego
perpetuo en la cima
por encima de nuestros
pensamientos
que cada vez que ven
el malón aproximarse
se hacen humo
llanto
y drenajes,
en las luchas
de fantasía que
penden de tu cuello
cuan joyas soñadas
en lo azul
de toda sinfonía.
del arcade,
el brotar
se hizo isla,
el calor calcinó
el espectáculo
de la marina
foca, de los
batallantes
desembarcos
de los yates,
de yeats,
los joyce,
el regocijo
de los acertijos,
los enmascarados
corpiños nacarados,
durante el entrenamiento
de los graffitis,
danzando las manos
sacudidas en el brotar
de la isla,
del bramar de los candentes
interiores,
la tierra entró en labor,
y su sal tapó como un manto
el simulacro de las cadenas,
perplejas bajo un sol aún
sin tiempo pero con arena,
en bocas, en andreas y
aceras que nunca
condujeron a los laureles
ni mucho menos al
olvido del olimpo.
El roll's del rock
se hizo royce,
magnates de la cultura,
el poder de los micrófonos,
el circo de los estadios,
mismo modelo,
mismo pan cada día,
sin pecado concebida,
y la cebada bebió su ron
por la tristeza de saberse
rancia desde
milnovescientoscincuentaycuatro
que fornican con el diablo
en el amor de las tartas
las estrellas de las guitarras
que profetizan grandes
bigotes y huracanes
para los arcades,
en las arcaicas islas,
donde el beat
es la regla de la sangre
y la danza es inseparable
de la música,
y la música de la recolección
de los frutos de tu vientre.
La labor elabora una
aurora para que siempre
puedas encontrar el norte
de nuestra conversación,
mientras triunfas lanzando
rayos, desde detrás
de los huracanes
y los goles de medio campo,
de media tierra,
arada hace tanto,
bajo los mantos
que lavan los rastros de lava,
y las marcas en los rotros
rotos por el sol,
por la sal de las lágrimas,
por la falta del pan de tu cuerpo,
por el latido que yace sin levadura,
sin levantar armaduras,
tanteando en la oscuridad del
escenario de la vida,
tantas preguntas,
tantas tintas
maquillajes
quemaduras,
quitando a cada paso que damos
el halo de fuego
perpetuo en la cima
por encima de nuestros
pensamientos
que cada vez que ven
el malón aproximarse
se hacen humo
llanto
y drenajes,
en las luchas
de fantasía que
penden de tu cuello
cuan joyas soñadas
en lo azul
de toda sinfonía.
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