Norman, día
¿Te arde?
No che.
El proyectil
de la luna
a Méliès
por la espalda
la espada se le escapó
de entre las manos
bajo las trincheras
donde el topo
ajusticiaba a los clérigos
que brindaban con clericó;
todos proclericaban la santa
unción del pan en la oliva
mientras lo salteaban con ajo y oregano.
La oreja es el regalo perfecto
para aquellos que desean
salvar las amistades
que en balsas
embalsaman
los atardeceres de tahití.
Norman, día,
no che,
Te arde
de seguro
aquel incendio
así es
era muy diferente
señor scott
muy diferente
la ciudad
las cavas
de la celebración
creadas por la ceguera de
los topos
comandados
por Norman
con los días contados
cortados por trincheras
que se escapaban de entre
las manos de Felipe
Feliz el final del cuento
quizás de canto caiga
cuando se abra el libro
para volar
hacia otros costados tuyos
yaciendo entre sábanas
osadas cuan banderas
revoloteadas aeroplanamente
ni tan tan ni muy muy
sólo de día
y arde
la ciudad
cuidada
sitiada
por todos los Francos derechos
mas los izquierdos caseros
explotaban antes de llegar a destino
mensajes dentro de las botellas
intolerantes a la lactosa
reacios a mamar de los pechos
de las vacas flacas
por miedo a caer
en el criar de nuevos
rómulos sin remos
vagando a la deriva
la mordida
que lamemos
de serpientes
que aman su naturaleza
y profieren símbolos
de combate
símbolos para ambas partes.
Norman, tarde,
siempre tarde
no che,
sólo a destiempo
estalla Normandía.
viernes, 28 de septiembre de 2012
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